Fase 1: La negación

El
duelo,
del
latín
dolus:
dolor.

El concepto del duelo ha evolucionado. Anteriormente, se consideraba que era únicamente ante la pérdida -física- de una persona. No obstante, el duelo no se limita a esto, y creo que todos lo sabemos. El duelo puede implicar cualquier pérdida significativa que el sujeto experimenta (consciente o inconscientemente) al perder algo de valor, real o simbólico (Baratas, 2002).

Algo es, y deja de ser. Ahora pasa a ser no más que una falta, vacía. Uno de los duelos más difíciles (para los melancólicos insaciables) es -el duelo de lo que no fue-. Sí, la pérdida de la o p o r t u n i d a d, de lo que pudo haber sido. ¿Cómo es que nos quedamos atrapados en un ideal?

Más o menos, se ha establecido que el ser humano pasa por distintas fases en este proceso. La primera: la negación.

Cuando presenté mis primeros síntomas, recuerdo sentir terror al sentir medio rostro dormido, o al saber que arrastraba las palabras. Lo minimicé, muchísimo, a pesar de que yo, muy adentro, sabía que era de preocuparse. Me repetía algo como ”puede ser x” puede ser zóster” ”el vértigo puede ser laberintitis” ”es sólo estrés” (esta última, la que más me convencía).

Pero muuuuy adentro sabía que algo no estaba nada bien. El tiempo avanzó, llegó a mis manos (o a mi bandeja de Gmail jaja) el informe con los hallazgos de aquella resonancia magnética de urgencia que me habían indicado. La foto del blog, fue en mi primera consulta, aún, optimismo en mis ojos.

Unos 3 o 4 párrafos, leía rápidamente, a sólas. ”No tengo un tumor” Me alegré, pero exactamente las últimas palabras fueron ”SE VISUALIZAN MÚLTIPLES IMÁGENES HIPERINTENSAS QUE SUGIEREN POSIBILIDAD DE ENFERMEDAD DESMIELINIZANTE O ESCLEROSIS MÚLTIPLE

Un balde de agua fría.

Llorar. Fue lo primero. ¿Cómo que hace un momento era sólo Jaimar, y ahora soy tengo una enfermedad de la que no sé nada? No podía asimilarlo. Y cuando el lenguaje sugiere una pequeña esperanza, la tomas. ”Sugieren posibilidad”, ah, que también puede que no. Con eso me quedé.

Sesgo de confirmación. Buscar o favorecer información que sólo valide tu propia postura.

Fui a un segundo profesional que también me dio un poquito de esperanzas, pero en realidad, la esperanza no es más que abrazar la incertidumbre. Sí, seguía igual, sin saber, sin dar… Quedándome con ese pequeñito porciento de posibilidades de que no, que el radiólogo se haya equivocado, o que no era grave, o que sólo iba a quedarse allí y listo. Que todo esto era una broma del universo, que se habían equivocado…

Pero ya mi cuerpo me decía otras cosas. Ya no podía caminar, ni hablar. Me negaba profundamente a abandonar el semestre, ¿cómo si todo esto en mi cabeza iba a terminar en 1 mes y ya? Unos exámenes y listo, tenía 100% certeza que todo lo que estaba iniciando iba a pasar, y rápido, y no iba a tener que detener mi vida.

Bueno, qué ingenua fui al creer que tenía control sobre eso…

Ya, era real, estaba en cama, y aún así debía movilizarme para cientos de exámenes que costaron cientos de dólares. Ya, pedir préstamos, ya, dejar de ignorar que esto es de urgencia, ya, dejar de minimizar…

Atender. Escuchar. Accionar.

Mi abuela volvía todas las noches diciéndome que no era nada, que tal vez podía ser el oído, que iba a ser algo tonto, que no me preocupara… Pero sí, abuela, ese ”sugieren posibilidad de” terminó siendo real, tangible…

Tras ese momento, ya sin ningún mecanismo o atajo de mi mente para hacerme creer lo contrario, era un hecho:

5 de diciembre del 2023: ”Sí, hija, tienes Esclerosis Múltiple”